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dc.creatorMARTHA PATRICIA ROMERO MENDOZAes_ES
dc.creatorROSA MARIA AGUILERA GUZMANes_ES
dc.date2002
dc.date.accessioned2018-04-24T14:14:19Z
dc.date.available2018-04-24T14:14:19Z
dc.identifierhttp://www.revistasaludmental.mx/index.php/salud_mentales_ES
dc.identifier.urihttp://repositorio.inprf.gob.mx/handle/123456789/7205
dc.descriptionEn las últimas décadas, la tasa de delincuencia femenina ha tenido un crecimiento mayor en comparación con la tasa masculina en varios países del mundo, México incluido. Se sabe que la mayoría de las mujeres encarceladas proviene de sectores de la población económica y socialmente desfavorecida y que permanece encarcelada por delitos típicos de personas que carecen de poder, han vivido en la pobreza y han sido violentadas la mayor parte de sus vidas. Sin embargo, recientemente, las mujeres se han visto involucradas en nuevas actividades delictivas como son asalto a banco, secuestro, extorsión y delitos contra la salud. Delitos que hasta hace poco, estuvieron convencionalmente asociados sólo con hombres, por la violencia implícita que conlleva su ejecución. Reflexionar sobre estos cambios exige entrar a un campo cargado de prejuicios ideológicos, que han producido "teorías" basadas en la "manera de ser de la mujer" y que no explican las nuevas realidades que enfrentan las mujeres que delinquen. El objetivo de esta investigación documental es conocer qué tipo de delitos e infracciones son más prevalentes en las mujeres y revisar el estado de conocimiento en torno a las teorías tradicionales que pretenden entender la delincuencia femenina, a fin de resaltar esos vacíos teóricos, metodológicos y empíricos que han permitido, hasta ahora, un trato inequitativo hacia las mujeres delincuentes. Se revisaron diversas fuentes hemerográficas, bibliográficas y estadísticas penitenciaras, de México y de varios países latinoamericanos. Se parte de que el "delito" como conducta jurídica, penalmente prohibida, es de carácter contingente, es decir, que cada sociedad presenta los delitos que, como producto histórico produce, y que van evolucionado en cantidad y calidad a través del tiempo. Las principales teorías tradicionales se dividen en 1.- Teorías Biopsicosociales/Antropobiológicas, 2.- Teorías de la Estructura Social, 3.- Teorías del Proceso Social y 4.- Teorías de la Reacción Social. Las de corte biopsicosocial/antropobiológicas mantienen la conexión entre la biología y la criminalidad femenina con las conclusiones cuestionables que aquí se analizan (como que las mujeres son, por naturaleza, más instigadoras que ejecutoras de la conducta delictiva y que son inherentemente tramposas). Las teorías de la Estructura Social hacen énfasis en aspectos como la desorganización social (vivienda deficiente, desempleo, ingresos bajos, desintegración familiar); las presiones que ejercen las sociedades modernas (metas, logros, valores, aspiraciones) sobre individuos estratificados por clase social, al igual que los medios para el éxito (educación, trabajo), lo que genera sentimientos de alienación, rabia y frustración, asociados a conductas delictivas; y la formación de valores subculturales que mantienen reglas y valores opuestos a las leyes y costumbres dominantes. Las Teorías del Proceso Social destacan aspectos como el aprendizaje social (la conducta criminal es aprendida); la asociación diferencial (como consecuencia de una socialización diferenciada); el reforzamiento diferencial a determinadas conductas(la conducta criminal como opción preferencial al balancear riegos y ganancias); la neutralización que permite omitir temporalmente, valores y costumbres dominantes, para delinquir; y el control social, que si bien orilla a las personas a cumplir la ley, cuando disminuye, las empuja a la criminalidad. Por último las Teorías de la Reacción Social ponen atención en aspectos como el etiquetar a una persona como delincuente; al hacerlo se le "estigmatiza" y se le cataloga como desviada, lo que provoca efectos particulares sobre su conducta futura. Estas teorías también resaltan la importancia de las instituciones sociales al momento de crear leyes: de acuerdo a esta perspectiva las leyes cumplen la función de imponer la voluntad de unos grupos sociales a otros, a través del control de las conductas de los grupos subalternos. Se concluye que las teorías aquí examinadas no dan cuenta, de forma holista, del incremento de la criminalidad femenina, por lo que las mujeres delincuentes tienen derecho a dudar de la validez general de dichas teorías que no consiguen explicar los mecanismos que las llevan a cometer conductas socialmente penalizadas. Se requiere una reflexión desde una perspectiva teórica que permita comprender a las mujeres, con ejes de análisis como violencia, inequidad, controles (formales e informales) y relaciones de poder en las que se ven envueltas. En síntesis, se requiere de un enfoque multidisciplinario para abordar la complejidad del fenómeno analizado y para avanzar en el logro de la igualdad jurídica para hombres y mujeres. Algunas limitaciones del trabajo son la falta de datos epidemiológicos sobre la situación penal de las mujeres en países distintos a los aquí analizados, la carencia de datos sobre mujeres presas en varios países del continente americano y la no actualización de algunos de los datos.es_ES
dc.formatAdobe PDFes_ES
dc.language.isospaes_ES
dc.publisherInstituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñizes_ES
dc.rightsAcceso Abiertoes_ES
dc.sourceSalud Mental (01853325) Vol.25 no.5 p.10-22 (2002)es_ES
dc.subjectMEDICINA Y CIENCIAS DE LA SALUDes_ES
dc.title¿Por qué delinquen las mujeres? Perspectivas teóricas tradicionales. Parte Ies_ES
dc.typeArtículoes_ES
dc.rights.licensehttp://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/4.0es_ES
dc.creator.tidcurpes_ES
dc.creator.tidcurpes_ES


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